domingo, 16 de octubre de 2011

La naranja de Kubrick no cesa de contrariar


A continuación  un artículo publicado en el periódico
La Nación de  Costa Rica, por el periodista Alexánder 
Sánchez en la sección Viva el domingo 09 de Octubre 
del 2012 donde entrevista a Gonzalo Montero, 
David Monge, William Venegas y Daniel Marranghello, 
con motivo del 40 aniversario del estreno de la película 
La Naranja Mecánica de Kubrick.





¿Será que el sádico y violento Alex está regenerado? Si vemos alrededor, pocos lo creerían. Violenta, con una fuerte connotación política, y sexualmente osada para la época, la película La naranja mecánica, de Stanley Kubrick, cumple 40 años de impactar, de causar polémica y de sorprender con su vigencia.


Considerado uno de los filmes más importantes de Kubrick ,La naranja mecánica nunca ganó un Óscar, pero sustituyó ese privilegio con una fama potenciada por la censura, su visión futurista, agresiva y calamitosa de la sociedad, con decenas de visiones sociológicas, cinematográficas y psicológicas.
Fue en 1971 cuando este filme distópico (opuesto a la utopía) llegó a la pantalla grande. Apenas nueve años antes, Kubrick se había visto seducido por el escritor inglés Anthony Burgess, quien publicó el libro que inspiró la película en 1962.
La naranja mecánica cuenta la historia de Alex DeLarge (Malcolm McDowell), delincuente psicópata y carismático, cuyos placeres son la música de Beethoven, violar mujeres y la ultraviolencia.
Para reformar al peligroso delincuente, Alex es sometido a una terapia experimental creada por el gobierno: su nombre es Ludovico. El objetivo del polémico tratamiento es generar aversión a la violencia y reconducir la conducta de los delincuentes hacia el bien.
“Curiosamente, aunque Kubrick hizo una gran adaptación del libro, el final de la película no es el mismo del libro original, donde Alex se recupera totalmente. La cinta siguió la visión gringa del libro”, dijo Gonzalo Montero, director del sitio especializado en cine MiButacaVip.com .
“Más allá de eso, el éxito del filme estuvo en el manejo de la escenas, completamente violentas, con el que Kubrick sorprendió al espectador de la época. En el cine, esta cinta marcó un antes y un después, pues no había tanta violenta explícita”, agregó Montero.
Por la misma razón, y en otro hecho sin precedentes en la historia del cine, se dice que el mismo Kubrick se aplicó una especie de autocensura, pues él mismo intercedió para que su película fuera retirada de los cines ingleses.
Actos violentos en las calles británicas, que encontraron inspiración en algunas escenas de la controversial película, llevaron a Kubrick a tomar esta decisión.
“No solo eso, Kubrick vivía en Inglaterra y se le estaba creando un ambiente hostil a su alrededor. Sacar la película respondió a una necesidad de vivir tranquilo en el país”, explicó Daniel Marranghello, historiador cinematográfico.
Para Montero y otros especialistas en el tema, la ultraviolencia del filme y el uso de la sátira se justifican en el contexto de lo que se cuenta y critica, aunque este sigue siendo un tema cuestionado cuatro décadas después.
“La novela de Burgess era genial, pero Kubrick fue quien hizo de ella una película increíble. Siempre la vi como una comedia negra, tan maravillosa como hilarante”, dijo Malcolm McDowell, en una entrevista publicada por el diario El País, de España.
“Me sorprendió, y de algún modo me molestó, que no se entendiera la sátira. Solo ahora el público es capaz de reírse con la cinta”, agregó.
La naranja mecánica fue la película de Kubrick que siguió a la legendaria 2001: Odisea del espacio, y la obra que lo reafirmó como un director con una extraordinaria imaginación y visión futurista.
Aunque, como se mencionó anteriormente, el filme no obtuvo la estatuilla dorada de Hollywood, sí fue nominada en cuatro categorías: mejor película, mejor director, mejor guion y mejor edición.
La cinta que ese año ganó el Óscar fue el drama The French Connection, de William Friedkin.
Sobresaliente. No solo la violencia causó impacto en el público. La naranja mecánica se destacó por sus escenografías futuristas, uso de los colores y las formas, intenciones de su fotografía, simbolismos y también fuertes contenidos políticos y sociales.
“El estilo cinematográfico de la cinta responde a algo que se estaba despertando en la época. Sus elementos responden a una correlación del presente con el futuro, un futuro que no está tan lejano”, expresó Marranghello.
“Esa es una forma kúbrica de hacer las cosas, pues el director era muy minucioso en hacer investigaciones previas a las filmaciones, tratando de recrear sus obras e ideas de la mejor forma”, agregó.
Para el actor y realizador audiovisual costarricense David Monge, en la película Kubrick hace gala de recursos técnicos y estéticos muy particulares, que van desde las escenografías decoradas con motivos de arte pop, hasta la increíble combinación de imágenes violentas con fondos musicales de Ludwig van Beethoven.
En cuanto a la cuestión social, La naranja mecánica es relacionada con temas tan controversiales como la represión moral, el condicionamiento psicológico y el control y uso de los seres humanos con fines políticos.
¿La evidente distopía?... esta pregunta toma relevancia cuando critica la sociedad a través de las maldades juveniles y las teorías conductistas como método agresivo para dominarlas.
“El mes pasado, se anunció la intención de Corea del Sur de aplicar la castración química a los abusadores de menores para controlar sus impulsos. No podemos dejar de hacer la analogía con el drama futurista de Kubrick”, dijo Monge.
“La naranja mecánica es una película que, en lugar de dejarse ver, nos mira con ojos de pregunta, inquisidores e irónicos a través del tiempo. A 40 años de su estreno, podemos decir que no ha perdido un ápice de frescura”, agregó.
Para Monge, y diferentes expertos en el mundo, la cinta maneja un guion que cuestiona los paradigmas morales y el papel del Estado con respecto a las libertades individuales de elección.
No solo la rebelión exagerada y violenta de Alex y los Drugos (su banda criminal) demuestra una intención clara de cuestionar las reglas, hasta en el lenguaje que se utiliza esto se hace evidente.
Por eso, Alex y los Drugos videan en lugar de ver cine; hablan en una jerga adolescente ficticia que combina lenguas eslavas, junto con el inglés y otras jergas juveniles de la época.
“Al hacer el filme, Kubrick estaba pensando en regímenes totalitarios como la antigua Unión Soviética, donde la gente estaba muy reprimida. El filme retrata una preocupación por el futuro de la sociedad, por el camino que seguirá la humanidad”, dijo Marranghello.
Para el crítico William Venegas, Kubrick recoge la indignación de Burgess en contra de la sociedad para manifestarla en “la perfección de las imágenes en movimiento”.
La naranja mecánica no es un filme para desenredar en una sola sentada, tiene tantos tópicos entre sus líneas como puntos de vista. Sin duda, ese mismo efecto la ha hecho permanecer “joven” durante 40 años y cimentar su culto.
El futuro que tanto temió Kubrick llegó, y Alex sigue igual o más insolente. No se regeneró, ni él ni los aparatos políticos y sociales.

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